En esta novela de ficción George
Orwell describe un mundo totalmente controlado por las autoridades a través de
la tecnología. Los ciudadanos tienen en sus casas una pantalla por las que ven
y son vistos, cada movimiento y cada acción quedan registrados y estudiados, la
libertad y el pasado desaparecieron hace años y sólo queda la fe ciega en “el
partido”. Al leerlo uno se lleva las manos a la cabeza pensando en la locura
que supondría llevar una vida como la de su protagonista Winston, pero si nos
paramos a pensar… quizá no fuera muy desencaminado Orwell…
La sociedad que retrata está
totalmente deshumanizada, no existen las relaciones sociales. Llega al extremo
de que aspectos vitales para el hombre como son la comida, el amor o el sexo
están prohibidos y penados. Los instintos primarios humanos están reprimidos. Los
personajes del libro no se llaman por su nombre, ni siquiera utilizan palabras
como amigo o vecino, se llaman entre ellos camarada,
que es más impersonal.
“Pero ahora no se podía sentir amor puro o deseo puro. Ninguna emoción
era pura porque todo estaba mezclado con el miedo y con el odio” (1980:61).
“Sin embargo hacía sólo dos generaciones, se dejaban gobernar por
sentimientos privados que nadie ponía en duda. Lo que importaba eran las
relaciones humanas, y un gesto completamente inútil, un abrazo, una lágrima,
una palabra cariñosa dirigida a un moribundo, poseían un valor en sí. De pronto
pensó Winston que los proles seguían con sus sentimientos y emociones. No eran
leales a un partido, a un país o a un ideal, sino que se guardaban mutua
lealtad”. (1980:83).
Recuerda a otras historias de
ciencia ficción en las que el planeta Tierra ha evolucionado tanto que todo es
radicalmente diferente a lo que se conocía. Pensemos en El planeta de los Simios, Matrix,
o los Juegos del Hambre por poner
algunos ejemplos. En estos mundos la Historia como la entendemos actualmente ha
desaparecido. Y en este punto me acuerdo de las sociedades sin pasado que describe Castell. Y eso me hace pensar en
el dominio que ejerce internet actualmente, en el mundo virtual que estamos
creando en el que puedes tener varias identidades, a nadie le interesa tu
pasado, tu vida o tu cultura, eres tan sólo un “avatar” con un “nick” y una
clave de usuario, y a partir de ahí puedes hacer amigos, chatear, comprar,
estudiar, trabajar... en definitiva puedes vivir en la red sin levantarte de tu
sillón, bastante deshumanizado también, ¿no?
“La historia se ha parado en seco. No existe más que un interminable presente
en el cual el Partido lleva siempre razón” (1980:75)
Otro punto muy interesante de la
novela es la manipulación de la información que hace “el partido” eliminando lo que no le conviene
y publicando lo que sí le gusta. Se describe un mundo manipulado, y unos ciudadanos que reciben la información
tergiversada. ¿Estamos cerca o lejos de esa realidad? Basta con leer la misma noticia en dos
periódicos diferentes o con escuchar el telediario de las diferentes cadenas
para responder fácilmente a la pregunta. Y qué decir de la influencia de la
publicidad, cuando sale un producto nuevo al mercado sus ventas no dependen de
lo bueno o lo malo que sea o la calidad que tenga, si no de la campaña de
publicidad que se le haga. Si los medios quieren que lo compremos acabaremos
comprándolo, nos crean esa necesidad con un bombardeo del producto a todas
horas hasta que te familiarizas con él, lo tienen tus amigos, tus vecinos, tus
compañeros de trabajo y ya no concibes la vida si él, y vas y lo compras,
pensando que ha sido una decisión totalmente libre...
Y por último me gustaría hacer
referencia al término crimental, en
el mundo de Winston y Julia pensar con
libertad está castigado pero… ¿sólo en ese mundo ficticio? Lamentablemente
no, vemos aquí la cruel sátira que hace Orwell de la II Guerra Mundial, la
Guerra Fría, el comunismo soviético o la dictadura franquista, podríamos añadir
a esta lista de situaciones temas que están a la orden del día como el racismo,
la homosexualidad, los postulados de algunas religiones... No es tan lejano ni
tan ficticio que la libertad sea un crimen.
La libertad está en ser dueños de la
propia vida. Platón.
La libertad es incompatible con el
amor. Un amante es siempre un esclavo.
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